728 días.
Escribo esto horas antes de
viajar a la Sierra…hace dos años hacía exactamente lo mismo: me preparaba para
disfrutar el feriado. Hace dos años hice ese viaje con preocupación. Mi MamiAna
estaba enferma y yo también. Hace dos años me gradué de la Universidad sin
contar con su presencia. Hace dos años mientras estaba sentada en una banca de
Chordeleg todo se detuvo: los niños que corrían, las nubes en el cielo, mi
corazón por dos segundos. El 3 de noviembre de 2014 sentí como a mi corazón le
entraban a puñetes. En la cama de un hospital de Guayaquil mi MamiAna decidió
que era hora de conocer a Dios.
Días atrás en una peluquería de
mi ciudad, mientras esperaba mi turno para ser atendida y leía una revista de
1995, unas risas peculiares llamaron mi atención. Frente a mí una niña de no más de 14 años, reía como si hubiese escuchado el mejor chiste de su vida, junto
a ella, se encontraba una mujer hermosa que seguramente era su abuelita. Muy mayor y muy risueña,
la abuelita le indicaba algo que no alcancé a escuchar pues parecía que lo susurraba. La mujer hermosa, que seguramente era su abuelita, necesitaba
ayuda para moverse y caminar y la joven la ayudaba
feliz. Esperaban a una mujer, la mamá de la chica feliz.
Mientras seguían riéndose por los
chistes que yo no escuchaba, la joven no dejaba de tomar la mano de la mujer
hermosa que seguramente era su abuelita. La escena bastante linda fue un codazo
a las costillas de mi memoria, que decidió llorar, pues era la única forma de seguir
viéndolas mientras esperaba que alguien haga algo por mis uñas. Mis
lágrimas no les preocupó a ninguna de las dos que ni se percataron de mi
intento de secarme las lágrimas detrás de la revista Hogar de 1997. Llorar en
una peluquería, check. Y al parecer sin razón aparente, check.
Toda la escena me
recordaba a mis días en el Hospital Naval cuando acompañaba a mi MamiAna a sus citas médicas.
Ciertamente no era una peluquería pero también me sentaba junto a ella, y
hablaba de cada uno de los pacientes en la sala de espera mientras le tomaba sus manos, siempre frías. Me compraba un
sánduche y me pedía solo una mordida porque ‘no podía con el queso’. Alguna
anécdota en ese lugar llegaba a su memoria, y me la relataba en ese instante, a
veces me reía tan fuerte que salía alguna enfermera a callarme. Ella también
reía pero más bajo. Ese mismo hospital, años después, fue testigo de su
silencio eterno.
Un semáforo en rojo y la mirada
perdida también han sido culpables de un llanto casual en el centro de
Guayaquil. Cuando vi a una mujer de pelo corto, con una falda muy parecida a las
que ella usaba, cruzando la calle. Seguí sintiéndome fuerte pero una cuadra después, las
lágrimas en mis ojos recordaban lo doloroso que es extrañarla y que llorar en el
centro de Guayaquil mientras recordaba a mi Mamiana era un nuevo check en mi
lista de ‘Lugares para llorar’ by Juzz Pincay.
A veces siento todo injusto, que
no se tuvo que haber ido, que era muy joven, que debía quedarse a mi
graduación. A veces me siento egoísta por pensar así porque ella no la estaba pasando muy bien acá. Pero es que extraño su
visita, sus historias, sus abrazos capaces de perpetuar un dolor de espalda, su
forma peculiar de hablar, su vitalidad a pesar de las mil operaciones a cuesta,
su pelo que nunca fue blanco.
Llorar en la oficina, leyendo tu post y extrañando a mi abuelito, check
ResponderEliminarQue cosa tan dulce es leerte... gracias por tus maravillosas palabras.... en serio gracias!
ResponderEliminarGracias siempre... pero siempre por dejarnos reflejar en tu letra.. en tu alma... gracias!!!
ResponderEliminarNo quería arriesgarme a leer porque sabía que más de una lagrima aparecería.. tu lejos y yo tan cerca de ella con esa impotencia que una oración , un ruego a Dios pueda salvarla .. hoy estamos aquí sin ella , extrañando chismear acerca la familia hasta lo de la farándula, sus retadas , sus abrazos .. el tiempo es amigo del olvido pero los detalles de lo que para otros parece cotidiano para nosotros serán detalles eternos para recordar a quien siempre estuvo con nosostros .. amo a esa mujer ! Valiente siempre , callada solo en la enfermedad .. odio esta ley de la vida , ella debía ser eterna ..
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