Te escribo tanto porque no me despedí
Estoy segura que desconoces la
existencia de este blog, y por eso lo hago. Hace años decidí poner en letra
imprenta lo que, como sabes, no puedo decir en persona. Con los dos hombres más
importantes de mi vida tuve una infinidad de cierres algunos necesarios, otros
no tanto, de esos unos están escritos aquí, otros son mails. Tú no recibirás
uno. No porque no lo merezcas, sino porque me comentaste que no le ves tanto
sentido, que los archivas y que prefieres las cosas en persona y bueno, te
topaste conmigo, que soy pésima con la palabra incómoda.
Si algo me duele -por llamarse dolor-, en este
instante, son las promesas de viajes. Si algo me duele, ahora mismo, es que sé
que no te duele ni la mitad de lo que me duele a mí. Si algo me enoja es que
desconfío de la radicalidad de tu decisión. Y es que bueno, desde hace tiempo
desconfío de todo. También sé que nunca serán suficientes las disculpas por mis
comentarios fuera de lugar. Suelo hacer esas cosas y no me doy cuenta hasta
tarde. Un día conversando contigo te comenté que en mi blog solo hablaba de los
hombres que, de alguna u otra forma, me marcaron, y en una actitud sobrada te dije
que era casi imposible que te escriba algo y aquí estoy. Ahora eres parte de
este blog.
Eres el más guapo, divertido y
acolitador de los hombres con los que he estado. Lo repetí lo suficiente,
tomándote de la barba y mirándote a los ojos. Ojalá no lo olvides. Y ahora que
escribo esto pensé que tenía más cosas que decirte, pero ahora siento que solo necesitaba recordarte lo buen hombre que eres, y que si bien te extraño y me duele esto,
estoy feliz que hayas pasado por mi vida. Quisiera ser más madura y decirte que
encuentres a una mujer espectacular, pero la verdad ahorita de lo que es
ahorita no deseo eso. Solo te recuerdo que habla mucho de nosotros las personas
que elegimos de pareja. Siempre alguien que te rete intelectualmente, el físico
pasa. Eres un tipo pilas y no te veo con nada menos que eso. Conoce el mundo, y
cuando vengas a Guayaquil vamos por unas bielas. Te quiero tanto.
Ps. Gracias por molestarme en que
vuelva a escribir, en eso estoy.
Guayaquil, 22 de septiembre de
2019.
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