El feminismo de Jesús



Estudié doce años en un colegio católico. Me sé la misa de principio a fin. Me bautizaron, hice la primera comunión y la confirmación. No creo en la Iglesia Católica. Respeto a las monjas porque son personas mayores, no por sus hábitos. Creo en Dios y en Jesús, y los amo infinitamente. No creo en la Iglesia Católica, ni en ninguna institución que afirme representar a Dios en la tierra. Manipularon la historia y sobre todo, no son coherentes con el mensaje que difunden. Si mi futuro esposo lee esto, ¿en serio quieres que nos casemos por la Iglesia Católica? Deberíamos discutirlo.

Soy feminista. No tengo miedo de decirlo, y puedo discutirlo con cualquiera. No odio los hombres, no lucho por causas absurdas, no le grito a los hombres porque existen, porque me abren la puerta o porque me pagan la cena. Soy de las que les informo a los hombres y mujeres, que nos matan a diario, que seguimos ganando miseria en los mismos cargos que los hombres, que tenemos miedo de denunciar violencia porque no nos creen, porque a los ojos de todos somos culpables de las cosas que nos pasan. Soy de las que no tiene problema de hablar de esto mientras almuerza con compañeros de trabajo, o de decírselo a superiores si escucho que están hablando huevadas, o de educar a mis familiares si hacen algún comentario de 1820.

Creo en Dios y soy feminista, y según muchas activistas, lo que acabo de afirmar es imposible. Hay un tema en especial que hace cuestionar a los dos lados: El aborto. Estoy a favor del aborto. Quiero que todas seamos capaces de decidir sobre nuestro cuerpo. Vamos, no es tan difícil. Y bueno, se supone que la gente ama a Dios, quiere a los fetos. ¿No? Se dicen ‘provida’. Tan irónico como absurdo. Colocan la salud de una mujer con una historia, delante de la ‘vida’ de un feto. No sé qué creen ustedes, pero Dios es un ente divino y solo pienso, que está súper decepcionado de los que dicen representarlo. 

Con una de mis mejores amigas, siempre discutimos y formamos teorías de la razón de vida de Jesús. Un profeta que dio un mensaje tan poderoso y que las Iglesias simplemente decidieron ignorar: AMAOS UNO A LOS OTROS, COMO YO OS HE AMADO. Es una frase tan sencilla, tan fácil de llevar a cabo, y la religión  lo está arruinando. O sea Jesús vino a decirles: ¿Saben qué? Dios los perdona porque, no sé si leyeron el antiguo testamento, la gente se ha pasado un poco, así que les traigo un mandamiento nuevo pls síganlo, nos va a ayudar a todos a ser mejores humanos: Ámense. Amar es cool. Yo los amo, y miren me preocupa que coman, que tengan salud, que beban vino, y que le den besos incluso a quienes no los aman tanto. Ustedes amen y ya.


Aún me pregunto en qué parte de esas palabras que dijo Jesús, la Iglesia Católica, y las otras, se perdieron tanto. Entonces, sí soy feminista y creo en Dios. Creo que hay que educar a los niños y niñas para que en equipo luchemos por tener las mismas reglas del juego. Creo que aún hay muchos hombres y mujeres que están teniendo está transición y no entienden muy bien que hay pequeñas acciones, e incluso frases que mantienen al machismo. Sí, tú querida influencer, que aún tuitea cosas como: ‘Hombre que toma pilsener light, una amiga más’. Amiga, no estás haciendo daño a todos. No es chistoso. Creo que hay que tener paciencia, es otra generación, normalizada por el machismo.

Como feminista, apoyo las acciones del movimiento LGBTI, porque son víctimas del machismo y de la heteronormatividad defendida por obviamente, el machista. Como creyente en Dios, los apoyo más y a ojos cerrados, porque creo en el amor y no existe otro argumento más fuerte que éste. Fin. Hay muchos estudios que afirman que Jesús fue uno de los primeros feministas, y la verdad no tengo que ahondar tanto; cuando dijo ‘ámense los uno a los otros como yo los he amado’ siento que fue suficiente, y bueno, tenía seguidoras mujeres y al tipo le parecía absurdo que porque alguien tenga la regla no pueda ser hija de Dios. El man: un bacán.

Quizá y solo quizá, estoy hablando huevadas. Pero es mi punto de vista, es lo que siento y es la forma en la que vivo. No soy una feminista que odia a los hombres (hay mujeres que no soportan que un hombre les pregunte la hora), odio el machismo, y lucho conmigo por desterrar detalles dentro de mí que podrían fomentarlo. Amo a Jesús y Dios es bueno. Siento que la Iglesia sigue jugando del lado equivocado.

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